Sobre guerras honorables y otras que no lo son

Un buen amigo, ante mis habituales denuncias a China, me respondió: las guerras comerciales son honorables. Y no pude menos que estar de acuerdo con él… aunque no tuviese nada que ver con lo que yo hablaba.

Un conocido de twitter, ante mis también habituales denuncias a Europa, por su apoyo a dictaduras para erosionar el liderazgo de EEUU, me respondió: ¿qué esperas? es la lucha por el poder. Y de nuevo estuve de acuerdo, pero pensé no entraba en lo que yo hablaba.

Así que intentaré centrar el tema.

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Las guerras comerciales son honorables. Pueden ser duras, como todo en la vida. Pueden propiciar un aumento del paro en una zona y de la riqueza en otra. Decadencia de unos y esplendor de otros. Pero son la base de nuestro progreso.

China, con su crecimiento colosal en los últimos años, ha sacado de la miseria a cientos de millones de personas. Y, como cuenta el siguiente artículo, su nueva ruta de la seda, su BRI (Belt and Road Initiative), ha dinamizado la actividad económica de toda Asia. Propiciando un crecimiento general. ¡Chapeau!

Washington Is Dismissing China’s Belt and Road. That’s a Huge Strategic Mistake.
The project presents a unique opportunity for the U.S. to ensure Eurasia stays multipolar.
https://www.politico.com/magazine/story/2019/04/30/washington-is-dismissing-chinas-belt-and-road-thats-a-huge-strategic-mistake-226759

No seré yo quién ponga pegas. Esto ya lo hacían los fenicios o los griegos hace miles de años. Es la base del progreso. Y no sólo económico, también social.

Habrá de regularlo para evitar malas prácticas, por supuesto. Pero, como indica el artículo anterior, nadie es tonto y, por ejemplo, ya se está poniendo freno a las trampas de deuda («China uses unpayable debts to control less powerful states»). Así que será aceptable el BRI y también los intentos de realizar nuevos acuerdos comerciales de Trump. La competición es aceptable y ya se verá como funciona cada jugada.

En realidad, las guerras comerciales son honorables por un motivo muy sencillo. Porque no son guerras. Son competiciones en búsqueda de la riqueza. Algo perfectamente sano. Son el equivalente entre países, a lo que, grosso modo, es el capitalismo o el liberalismo económico para los individuos. Una puerta abierta al progreso, sea este personal o nacional.

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Pero en el entorno mundial no sólo tenemos guerras comerciales. También tenemos guerras de verdad. Guerras por un dominio total de países, por el dominio de las personas. Con asesinatos masivos, centros de tortura o amenazas brutales. Ahí están China con su matón de Corea del Norte. Rusia con la expansión a Siria o Ucrania. Irán sembrando de terrorismo su entorno. O todos ellos favoreciendo la extensión de la dictadura cubana a Venezuela.

Estas no son guerras honorables. Ni buscan un fin saludable ni producen beneficio social. Una cosa es buscar riqueza y predominio y otra planear el dominio total mediante la destrucción.

No creo que esta cuestión necesite más desarrollo. Las guerras no son deseables.

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Vayamos al papel de las democracias.

Como decía Churchill, la democracia no es un sistema utópico. Es sencillamente el menos malo de los sistemas conocidos.

Es una forma de encauzar la competición por el poder para evitar sus facetas más negativas (la violencia física…) y favorecer la colaboración y la libertad individual. Objetivos que consigue mejor que ningún otro sistema, pero sin dejar de ser mejorable. Como mi propia teoría de las emociologías sugiere, ya que busca mejorar la democracia limitando también el dominio mediante la manipulación emocional de la sociedad.

Pero la gran carencia de las democracias es que son sistemas nacionales. Que mantienen unas reglas para organizarse dentro del propio país, no en su relación con otros países. Un ejemplo: una democracia consolidada, como la francesa, jamás permitiría terrorismo partidista dentro de su país, pero durante años favoreció el terrorismo nacionalista de ETA o el anti-israelita en Palestina (es decir, anti-EEUU). Otro ejemplo: ningún país de Europa permitiría la libre circulación de un prófugo de la Justicia, pero si el prófugo lo es de la Justicia del país vecino… ahí está Puigdemont.

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Sobre el papel de Europa en el mundo

Europa compite, como todos, por el predominio en el mundo. Para ello crece asimilando nuevos países, y es ya una gran potencia económica en el mundo. Sana competencia, nada que objetar. Y se vive muy bien en Europa.

Pero en su lucha por el liderazgo, Europa participa también en las guerras de verdad. Con poca implicación militar, pero mucha económica y política. Sólo hay que ver cómo impidió, a través de la ONU, que EEUU finalizase la Guerra del Golfo, propiciando una segunda guerra. Cómo alimenta el foco de tensión palestino en Oriente Medio. O, en general, cómo promociona el antiamericanismo, una emociología destructiva. Y esto sí es criticable.

A día de hoy, hay dictaduras que buscan expandir un poder totalitario apoyándose en la violencia física. Corea del Norte, Ucrania o Venezuela son focos activos. China, Rusia, Irán o Cuba, las dictaduras que están detrás de estas agresiones. Y cuando EEUU despliega presiones económicas contra ellos, lo que está haciendo es intentar contenerlos sin utilizar la violencia física.

Así, cuando EEUU impone sanciones económicas a Cuba para forzar su salida de Venezuela, está apoyando la paz y las libertades. Y cuando la UE se niega a apoyar a EEUU y se reafirma en su colaboración económica con Cuba, sigue una estrategia antiamericana. Aprovecha las dictaduras para erosionar el liderazgo de Estados Unidos. Como cuando no apoya las presiones económicas a China que están asociadas a seguridad, no a guerra comercial. Cuando un país combina su competición comercial con una guerra de dominio, debería ser evidente que no conviene facilitar que controle ciertos sectores estratégicos.

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Hasta ahí mi denuncia. Que es una aceptación de la competencia comercial pero rechazo a las guerras de dominio. Denuncia a quienes las generan y también a quienes las apoyan por activa o por pasiva.

Tenemos ya todas las piezas, así que vayamos a lo práctico ¿hay algo que se pueda hacer?

En mi opinión, las democracias pueden hacer algo más en su exterior de lo que parece. Estamos tan acostumbrados a su mal hacer que nos parece algo inevitable, parte inseparable de la lucha por el poder. Y algunos hablan de multilateralismo como en el País Vasco se jugaba a la equidistancia. Equiparando a agresores y víctimas. Equiparando a dictaduras agresivas y democracias.

Creo que hay un principio que no está claro y que deberíamos incorporar de alguna forma en las democracias: el que, a diferencia de la utilización de la violencia física contra las dictaduras agresivas, algo que no es deseable pero puede ser aceptable, la utilización de la violencia física en la competición entre democracias no es aceptable.

No fue aceptable que Francia diese cancha a terrorismo nacionalista de ETA, ni es aceptable que la UE desbarate la presión económica a Cuba sin ofrecer a cambio ningún mecanismo de apoyo práctico a las libertades en Venezuela. Con todo el respeto, hacerse el tonto (o el ineficaz, en este caso) no debería sera una opción aceptable. O se propone un plan para defenderlos frente a la violencia o se apoyan los planes que proponga quien tome la iniciativa.

El pacifismo no puede derivar en buenismo. El pacifismo debe promover la paz defendiendo de los agresores. No presumir de no realizar acciones violentas aunque se esté produciendo una agresión. Y, menos aún, acusar de violento o de tener intereses particulares a quien está defendiendo a alguien agredido. Lo que en la práctica es colaborar con el agresor. La violencia para defender a un agredido es aceptable y el que a la defensa le acompañen o no beneficios particulares es indiferente.

Una idea que creo que convendría que estuviese en primera línea de los periódicos de todas las democracias. Para que la sociedad penalice con su voto a todos aquellos gobernantes que en su búsqueda del predominio apoyen en la práctica a los agresores. Y si los medios no pueden porque su línea editorial no lo permite… quizá se pueda apelar a los periodistas particulares. Es más fácil comprar a un medio que silenciar a todos los periodistas.

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P.S.: Una viñeta para resaltar con la importancia de diferenciar entre los entornos comercial y de seguridad.


P.S.2: (1 septiembre 2019) Un buen artículo de Daniel Lacalle al respecto:

Mucho más que una guerra comercial

https://www.elespanol.com/opinion/columnas/20190608/guerra-comercial/404589542_13.html

22 comentarios sobre “Sobre guerras honorables y otras que no lo son

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