
Acabo de terminar «El director», de David Jiménez.
Antes que nada, tengo que admitir que me ha gustado. Y digo admitir porque empecé con mal pie. Me parecía mal escrito, poco literario, y sin embargo he acabado viendo que volvía a él con ganas. ¡Chapeau!
Ha conseguido hacer una historia coherente, verosímil, con trama, desenlace y contenido. Describiendo los distintos ambientes y haciendo comprensible el modo en el que las presiones de todo tipo se incorporan a los medios de comunicación. Y con el añadido de incluir su manera de enfocar la realidad, lo que le aporta aun más riqueza.
Tiene un punto de auto-encumbramiento, pero a medida que pasa el libro se va aceptando, ya que resulta ser merecido. Es el protagonista y, pudiendo coincidir o no en lo que opta por hacer, se le reconoce un mérito. Una inteligencia y un valor al intentar seguir honestamente sus convicciones.
Hasta aquí mi valoración de la faceta literaria y personal.
Respecto de la faceta política, he encontrado lo que esperaba. Pero de una forma distinta a la que esperaba.
Como señalo en muchas entradas de mis dos blogs, El Mundo, uno de los principales medios de la derecha, se ha dedicado a erosionar al PP ante su propio electorado. Desde 2012.
Pero, en el caso de David Jiménez, no por ideología, estrategia o venganza. Tan sólo porque, como se ve a lo largo de todo el libro, todo lo del PP le desagrada. Es lo contrario a su idealismo romántico. Una cuestión, aparentemente, personal.
Festeja acabar con Soria aun sabiendo que el motivo es peregrino. Alaba personalmente a Zapatero y desprecia a Rajoy, con independencia de sus logros o perjuicios para la sociedad. Y celebra que al final cayera el Gobierno de Rajoy, como parte de un éxito propio y de El Mundo (pag 288).
Decenas de menciones negativas sobre el PP y ninguna sobre Sánchez o Ciudadanos.
¿Imparcial? Probablemente sí en su faceta consciente. Obviamente no en la inconsciente. Es evidente contra quién va.
Así que cuando, a lo largo de los años que vienen, veamos crecer el paro, cómo son arrinconados los no nacionalistas o que nuestra política exterior se pliega a las estrategias anti-EEUU, yo lo recordaré. El Mundo fue parte de ello.
Y en una de sus etapas, lo hizo poniendo como director a alguien que atacase al PP honestamente, por convicción personal.
Una pena. Ya sabíamos cuándo se jodió el Perú, en 2012. Ahora sabemos un poco más sobre cómo se jodió.
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