¿PPSOE? No, en política a veces no hay buenos y malos… sólo

Como cuento en entradas anteriores, el atentado del 11 de marzo de 2004 tuvo como objetivo afianzar el control franco-alemán de la UE. Algo que en España veían en riesgo de continuar la etapa del PP de Aznar. Por el crecimiento superior a la media europea, el acercamiento a EE.UU. y la derrota de ETA en ciernes con el riesgo, para Francia y Alemania, de que se desmoronase la intriga secesionista que siempre han apoyado.

El caso es que el atentado tuvo éxito y Francia y Alemania consiguieron elevar al poder en España a Zapatero, un político en realidad a su servicio, como ahora Sánchez ¿Un traidor? Sí, imagino que esa es la palabra correcta, aunque suene un tanto literaria.

Frente a esta situación, el PP pasó por tres fases:

  • La primera, corta, de desorientación. No parecían ser conscientes de qué había detrás del atentado.
  • La segunda de resistencia. Sin llegar a denunciar el fondo del atentado, tampoco aceptaron el dominio franco-alemán, presente en España a través de Zapatero. De forma que la oposición a Zapatero no dudó de ser dura cuando correspondía.
  • La tercera fase fue de aceptación del nuevo entorno. Tras la derrota electoral de 2008 algo pareció cambiar en el PP. Renunció al enfrentamiento directo y la denuncia clara. El PP aceptó jugar con las cartas marcadas que imponían Francia y Alemania. Y así siguió también durante las legislaturas de Rajoy.

La estrategia de Rajoy, una ven en el poder, pareció buscar más bien recuperar al PSOE que erosonarle. Como si el objetivo fuese sacar al PSOE del control francés para retomar un bipartidismo constructivo.

Un ejemplo de esto sería su estrategia de medios de comunicación, similar a la de Aznar. Parecían querer conseguir que tanto el PP (Planeta) como el PSOE (PRISA) pudiesen disponer de medios de comunicación de propiedad española, para no acabar ninguno de los dos partidos al servicio de un país extranjero… como ocurría con Zapatero.

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El caso es que las legislaturas de Rajoy funcionaron bien en lo económico, volvíamos a elevar nuestro nivel de renta acercándonos de nuevo a la media europea tras el descalabro de la etapa Zapatero. Pero no funcionó en el aspecto político y de política de medios. Probablemente por la elección de su segundo. No he dejado de sospechar que Soraya trabajase para Alemania. Y sin duda su política de medios y de acercamiento a los secesionistas fue un desastre para España. Cuesta creer que inocente.

Tras Rajoy, el PP barajó y volvió a dar cartas. Y, contra lo esperado, no ganó Soraya sino Casado. La cosa tenía muy buena pinta. Apoyo a Ayuso, Cayetana de portavoz… ¡El PP a jugar sin las cadenas que marcasen los medios! El PP rechazaba de nuevo el marco correcto al que someten Francia y Alemania a quienes dominan (por sus hechos les conoceréis, es la mejor regla para detectar qué actores están al servicio de Francia y Alemania)

Por un momento pareció que volvíamos al PP de Aznar. Pero algo pasó con Casado y a medio camino cambió de estrategia. Cambió de bando en realidad, como pudimos comprobar con sus últimos coletazos contra Ayuso, con trampas y de la mano del PSOE. Pasó al lado oscuro.

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Llegamos así a la etapa de Feijóo, que a mí no me da buena espina. Si alguien promueve las lenguas locales desde el poder político, lo que está haciendo es promover un adoctrinamiento obligatorio anti-España. Eso tiene muy mala pinta y Feijóo lleva muchos años haciéndolo. De hecho, a mí me impide votarle, conocí el adoctrinamiento lingüístico en mi Bilbao natal y he generado anticuerpos frente a ello.

Pero al mismo tiempo Feijóo ha conseguido el apoyo unánime del partido. Incluido el de personas cuya posición valoro, como Ayuso o Cayetana. Esto me ha confundido durante bastante tiempo. Tengo que admitirlo, no conseguía entenderlo.

Hasta ahora, creo que ya lo he entendido. Mi problema es que analizaba intentando clasificar entre políticos al servicio de poderes extranjeros (políticos malos) y políticos al servicio de los intereses de sus gobernados, los españoles (políticos buenos). Y no entendía la tercera opción.

La tercera opción es la de Rajoy. Aceptar las reglas de juego que imponen Francia y Alemania asumiendo que no se tienen fuerza para cambiarlas, que no se pueden ganar elecciones sin aceptarlas. Pero seguir trabajando, dentro de ese marco adverso, a favor de los intereses españoles, no como Zapatero, Sánchez o ¿Soraya?

No digo que comparta esa posición, pero sí la entiendo. Y no puedo descartar la posibilidad de que acierten. Quizá la sea la única manera de poder ganar a medio plazo ¡Vete a saber!

El caso es que, ya como conclusión, Feijóo representaría una especie de compromiso dentro del partido para poder colaborara entre Sorayistas y Ayusistas. Para no pelear entre buenos y malos dado lo malo que sería una nueva legislatura de Sánchez. Sino posponer esa batalla interna e intentar de momento llegar al poder con una posición que ambos sectores pueden compartir: se acepta el marco marcado (contentos los malos), pero se sigue trabajando para los intereses de los españoles (contentos los buenos) y dejando que cada uno elija su discurso.

Imagino que ahí está el PP a día de hoy.

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Y sí, yo me reafirmo, como en entradas anteriores, en la conveniencia de tener al menos un Vox fuerte, por si acaso. Ojalá ganador. No me fío de estos equilibrios, aunque muchos participen con buena voluntad.

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