El PP ha tenido unos resultados desastrosos en Cataluña. La esperada caída de Cs ha llevado parte de ese voto de vuelta al PSC y, el de quienes mantienen el rechazo al nacionalismo, hacia Vox. Ni unos ni otros parecen haberse sentido representados por el PP. Parece razonable que esto abra el debate sobre la dirección de Casado.
A mi modo de entender, Casado empezó muy bien frente a Soraya. Con un mensaje claro, sereno y nada populista. Claridad frente a la confusión y las cesiones correctas del discurso de Soraya y serenidad y realismo frente al populismo de Vox.
Pero últimamente, quizá podamos utilizar como fecha del cambio el rechazo en el Parlamento a la moción de censura de Vox, el PP de Casado parece haber renunciado a la claridad. El alineamiento explícito con Merkel frente a Polonia, el arrinconamiento de Cayetana, la absurda crítica a la defensa del estado de derecho realizada por Rajoy en Cataluña, asunción del doble rasero con la corrupción que despliegan los media… Casado parece estar queriendo satisfacer las exigencias del actual monopolio mediático, asumiendo, validando y reproduciendo sus mantras.
Un desastre, a mi modo de entender. Si los medios están en tu contra, debes ser claro y conseguir medios afines. Extremar la claridad, no intentar satisfacer las demandas de quién está en tu contra. Pero nunca potenciar a tus adversarios dando por buenas sus distorsiones.
Incluso, como hizo Trump, atreverse a denunciar el monopolio mediático y potenciar el crecimiento de los propios. Y buscar aliados fiables en Europa y el mundo.
Y perseverar, confiando en que el mensaje verdadero y constructivo vaya calando en la sociedad. Facilitando que la ciudadanía pueda ir diferenciando entre manipuladores tramposos y profesionales fiables. La estrategia de apaciguamiento no funciona frente a los manipuladores. Solo les da más poder ellos y desmonta la posición propia.
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Política de garaje 