
Imaginemos una organización que busca el poder utilizando los siguiente estrategia:
- Una organización poco transparente que permite actuar sin ser reconocido ni anticipado.
- Una ideología y simbología que une a sus miembros.
- Propagación de la ideología a través de la educación y los medios, para captar nuevos miembros entre los más cualificados y preparar el terreno para la aplicación de sus planes.
- Alta implantación en el mundo financiero para disponer de gran cantidad de recursos con los que comprar voluntades y desarrollar proyectos.
- Colaboración entre sus miembros de tal forma que pertenecer a la organización se convierta en una gran ventaja para el progreso profesional.
¿Nos suena conocido?
El Opus Dei cumplía con todas ellas. Esto la convertía en una organización con mucho poder.
Hasta aquí a los españoles imagino que a los españoles nada de lo dicho nos suena conspiranoico. Sabemos que el Opus es real y era muy poderoso en tiempos.
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Ahora pensemos en el globalismo.
- Su poca transparencia puede verse en las mil maneras en que son nombrados en las redes sociales: globalismo, Nuevo Orden Mundial, Soros, Gates y compañía, Agenda 2030, masonería anglosajona, Club Bilderberg… Nadie conoce con precisión su nombre, organización, objetivos y actividades.
- La ideología tiene origen en el socialismo fabiano, reformista en vez de revolucionario. Y pocos símbolos tan expandidos por el mundo como su arito multicolor de la Agenda 2030.
- Ya en sus principios, en 1895, la Sociedad Fabiana creo la prestigiosa London School of Economics. Desde entonces la lista de universidades de influencia globalista es enorme, incluyendo universidades tan renombradas como Oxford o Harvard.
- Y la propiedad de los medios de comunicación también es bastante evidente si nos fijamos en el tratamiento general de las temas globalistas (multilateralismo, multiculturalismo, alarmismo climático, ideología woke…) o la demonización de los líderes anti globalistas como Trump, Le Pen, Meloni, Orbán, Milei o Abascal en España. Quien paga al gaitero elige la tonada, dicen. Así que por la tonada también se sabe quién paga al gaitero.
- La implantación en el mundo financiero viene de origen. Tanto que aún mucha gente liga la masonería al judaismo por tres de sus prestigiosos financieros hebreos: Lord Rothschild, Alfred Beit y Barney Barnato. (aunque el tratamiento del globalismo a Israel demuestra que no lo es)
- La colaboración entre sus miembros es fácil de adivinar si observamos el progreso de sus ideas y proyectos por el mundo. Por ejemplo, cómo la influencia del globalista Willy Brandt, presidente del SPD alemán y de la Internacional Socialista, es utilizada para promocionar a líderes afines en el PSOE en la Transición.
¿Resulta ya un poco menos inverosímil la existencia de una organización globalista similar al Opus Dei español pero esta de origen anglosajón y despliegue global?
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Para finalizar, una guinda que une ambas organizaciones.
Si como cuenta el libro Los amos del PSOE de Manuel Bonilla Sauras, el globalismo se hizo con el SPD alemán y a través de él con el PSOE, parece bastante normal que una de las primeras medidas que tomase el Gobierno de Felipe González fuese expropiar Rumasa.
Felipe González llegó al gobierno el 2 de diciembre de 2982. Apenas tres meses después, el 23 de febrero de 1983, expropiaron el Grupo Rumasa alegando razones de utilidad pública e interés social. Una urgencia realmente sorprendente en un gobierno de novatos y con un país en un momento de grandes cambios.
El grupo Rumasa, en el momento de publicarse la disposición estaba constituido por más de 700 empresas, incluyendo entidades bancarias, con una plantilla que alcanzaba las 60.000 personas. Y su propietario, José María Ruiz-Mateos, era miembro del Opus Dei.
Felipe González parecía devolver el favor al globalismo eliminando a un competidor, hundiendo el buque insignia del Opus Dei.
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Carlos, si tienes un problema personal con el Opus Dei reconócelo públicamente, y deja de calumniar.
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Hola,
Ningún problema. Lamento que se intérprete así mi artículo. Sí quieres argumentar algo en concreto me lo plantearé.
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