Manipulación real

Una estrategia habitual en los manipuladores es exigir a sus víctimas lo que ellos no cumplen.
Exigen amabilidad mientras ellos no lo son. Exigen no ser criticados mientras ellos critican. Agreden y a la vez acusan a sus víctimas de agresión…
Así mantienen a sus victimas preocupadas por su propia conducta mientras ellos agreden y dominan.

Un juego de este tipo es el que están desplegando contra el Rey emérito los partidos de la alianza de gobierno. Todos ellos implicados en conductas graves por las que pretenden pasar inmunes y que blanquean a diario. Colaboración con la dictadura chavista, terrorismo y secuestro, golpe de Estado y arrinconamiento de las minorías locales, corrupción de las instituciones exigiendo a los mandos que delincan en su beneficio o ser expulsados, mentira constante y descarada…

Quienes hacen todo esto y jamás han rectificado, son quienes exigen al Rey emérito que se auto-castigue. Más allá de la exigencia de la ley. ¿Para qué? Para erosionar a la monarquía, claro. Jamás han ocultado que ese es uno de sus objetivos.

Sinceramente… yo no hubiese sido partidario de seguirles el juego. A los manipuladores no conviene entregarles el beneficio de la doble vara de medir, de la hipocresía remunerada.

Frente a los manipuladores, con cumplir con la ley basta. No hay por que esforzarse en ir más allá cuando se trata de campañas que despliegan por su puro interés.

Después de todo, es evidente cuál es el objetivo de toda esta manipulación.

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P.D.1 (4 agosto 2020): Una comparación que quizá sea ilustrativa. En la etapa anterior, con Rajoy, se llevó a cabo la abdicación del rey y el paso de la corona a su hijo, el actual Felipe VI. Los motivos probablemente fuesen los mismos y la prensa no los ocultó. Pero se llevó a cabo buscando minimizar el daño a las instituciones y sin una hipócrita indignación y rasgado de vestiduras.

Lo actual es justo lo contrario. Un intento de aprovechar los fallos personales del anterior rey, ya apartado del cargo por ellos, para erosionar una institución que no pueden cambiar porque no tienen la mayoría necesaria.

Así que conviene recordar que nuestra Casa Real ha funcionado de forma muy positiva como institución democrática. Sin interferir en la política de partidos, cumpliendo con las funciones asignadas y reaccionando de forma excelente en las ocasiones extraordinarias, como fueron los dos golpes de Estado, el de Tejero y el nacionalista, o ante la falta al respeto a España del dictador Chavez. Mi valoración de la institución es muy positiva.

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