
Acabo de oír decir a Bono en Onda Cero que la corrupción de los ERE es incomparablemente menos mala que la del PP. Porque Chaves y demás dirigentes no se lucraron con ella como los de la Gürtel y otras tramas de corrupción que se afectan al PP. Y lo ha remachado afirmando que Chaves y el resto de compañeros del PSOE son buenas personas, por las que pondría la mano en el fuego, no como los del PP.
Es decir considera mejor al manipulador político que al ladrón.
Yo opino justo lo contrario. Que atacar la democracia (redes clientelares…) es aun peor que robar. Más perverso y sin duda más perjudicial para la sociedad, además de ir siempre acompañado de beneficio personal (poder, dinero, apoyo a familiares y amigos…). Y corrupción, lo son ambas.
Los ladrones son malos, que duda cabe. Pero los políticos que manipulan a la sociedad para dominarla, para mandar, son algo peor que malas personas. Pensemos en el peronismo, el bolivarianismo, en el paro andaluz, en ETA, en el golpe de estado o el adoctrinamiento de los nacionalistas catalanes…
Son muchos quienes utilizan el argumento de la supuesta falta de beneficio personal para defender a quienes delinquen por motivación política, argumentando son buenas personas. Es el mismo argumento que se utiliza para defender a los políticos nacionalistas que se saltan la ley. Incluso se utiliza para blanquear a los asesinos de ETA: en el fondo son buenos porque no sacan beneficio personal. ¡Como si conseguir poder no lo fuese!
Políticos presos políticos…
http://pajobvios.blogspot.fr/2017/11/politcos-presos-politicos.html
Yo les preguntaría:
¿Qué es peor, Jack el destripador, Charles Manson y demás asesinos en serie o Hitler, Stalin y Mao Zedong, políticos que establecen el asesinato como sistema político para asentarse en el poder? Tan asesinos son unos como los otros, pero el asesinato político además es socialmente catastrófico.
Algo similar ocurre con el robo.
Tan ladrones son los de Gürtel como los de los ERE. Pero los ERE, como cualquier otra red clientelar, además de ser corrupción, arruinan la sociedad. Solo hay que echar un ojo a la tasa de paro andaluza para entender de qué hablamos.
O pensar en las cantidades robadas, que con los ERE, cursos de formación y demás redes clientelares llegan a los miles de millones de euros. ¿Por qué? Porque además de robar para ellos y sus familiares, tienen que robar para pagar a las miles de personas que quieren que les voten. De ahí las enormes cantidades.
La pregunta podría ser:
¿Qué enfermedad prefiere usted sufrir, una diarrea o un cáncer? ¿Un político corrupto o corrupción política? Ambas son enfermedades, pero el cáncer además es letal.
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Nota 1: Es imprescindible dejar de blanquear el cáncer de las redes clientelares. Como nadie blanquea la corrupción.
Dejar de justificar a los políticos que se benefician de los ERE, del peronismo o del bolivarianismo, que todos cojean de la misma corrupción política. Pero que, además, como manipuladores políticos que son, luego usan la propaganda para intentar blanquear su corrupción. Y eso sería una nueva perversión de la democracia, un ataque añadido a la democracia.
El cuarto poder, los medios de comunicación, deben desgastar el PSOE con esto. Como se desgastó al PP. Sin un cuarto poder equilibrado la democracia no funciona.
Todos los ejemplos que he puesto, tienen algo en común. Tanto las redes clientelares como el adoctrinamiento nacionalista. Lo mismo ETA que el golpe de estado en Cataluña. Todos sugirieren que delinquen por nuestro bien, por altruismo, y tienen medios que lo apoyan. Que de alguna forma justifican que lo hagan si es para mantenerse en el poder y ¿evitar que nos equivoquemos al votar?
El resto de medios de comunicación deben garantizar que no se salgan con la suya.
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Nota 2: De esto, además, deriva una responsabilidad actual del PSOE. De su presidente, Sánchez. Debe garantizar que no quedan redes clientelares del PSOE. Ni en Andalucía… ni en Extremadura, Castilla la Mancha…
Esta condena no se debe cerrar sin que el PSOE aclare toda duda, limpie responsabilidades internas y garantice que está limpio. No debe cerrarse sin respuestas. Sánchez tiene la responsabilidad de aguantar que le pregunten y de responder sin echar balones fuera. Sin responder con el «y tú más» al PP.