ETA fue derrotada política y policialmente durante la etapa de Aznar. Con la incansable detención de sus miembros, la calificación internacional como grupo terrorista, la ilegalización de su partido político, el cierre de sus medios de comunicación o el fin de su control de las calles con la kale borroka. Una presión total sobre todas las organizaciones que formaban parte del entramado terrorista.
Todos estos golpes dejaron, al final de la etapa de Aznar, una ETA muy debilitada, derrotada. Pero no dio tiempo a acabar con ella.
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Tanto era así, que al inicio de la etapa de Zapatero algunos veían el final como algo muy cercano, casi ya conseguido. Pero la estrategia gubernamental cambió. Se pasó a buscar algo más complicado, el fin de ETA como organización criminal pero sin la derrota de su aparato político.
En 2003/2004 ETA estaba muerta operativa y agonizante políticamente. Lo decían los servicios de información españoles y la propia banda. Y otra vez acudió un partido político a salvarla, como hizo el PNV cuando vio a la banda contra las cuerdas tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Pero esta vez no fue solo el PNV, sino también el PSOE de Rodríguez Zapatero.» (https://www.fundacionvillacisneros.es/la-derrota-del-vencedor-rogelio-alonso-home/)
El PSOE de Zapatero buscó un fin de ETA basado en la negociación, sin derrota. Persiguiendo a su organización criminal, que sufrió múltiples descabezamientos, pero a la vez relegalizando su participación en política a través de Bildu (algo que apoyó explícitamente el PSC). O manteniendo una cierta permisividad ante la actividad criminal menor orden, como, por ejemplo, la extorsión.
«no estamos ante una acción directa de los acusados para favorecer una actuación puntual de ETA o la actividad de la banda terrorista, sino que iba encaminada en un sentido distinto, pues la acción ejercitada fue guiada por la finalidad dentro del concepto de acción final, de que no se pudiera entorpecer el proceso que estaba en marcha para lograr el cese de la actividad de ETA» (Sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso Faisán https://e00-elmundo.uecdn.es/documentos/2013/10/16/faisan.pdf)
Esto hizo que el final se alargase. ETA demostró que no estaba dispuesta a disolverse mientras le fuese posible compaginar la actividad criminal con la política. Algo viable dado el interés del PSOE de que no hubiese derrota política, para poder luego aliarse con el partido remanente. Algo similar a lo ocurrido con Terra Lliure y ERC. La estrategia de siempre del PSC.

https://pajobvios.blogspot.com/2018/10/el-doble-juego-del-psc.html
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ETA declaró el cese definitivo de toda su actividad el 20 de octubre de 2011, apenas un mes antes de unas elecciones que dieron mayoría absoluta a Rajoy. Así que parece evidente el por qué. Venía un cambio en el gobierno y era de esperar que el PP buscase de nuevo un fin por derrota. Así que ETA optó por el mal menor: fingir un final derivado de la negociación y consideraciones políticas para esquivar la escenificación de la realidad, que ETA se acababa por haber sido derrotada en todos los aspectos.
Y Rajoy lo aceptó a cambio de que el final fuese real, definitivo. Exigió a ETA un fin completo, sin extorsión ni demás ilegalidades, pero se aceptó una disolución que el PSOE pudiese vestir como consecuencia de la estrategia de Zapatero. Intentando que el final fuese permanente al incorporar al PSOE en vez de denunciar su malhacer (negociación política, permisividad tipo Faisán, traiciones al Pacto Antiterrorista…). Un final que el PSOE no intentase reescribir dando cancha de nuevo a ETA en la práctica.
Rajoy buscó un fin de ETA acordado entre PP y PSOE, o al menos aceptable para ambos, sin las vulnerabilidades que se vieron aparecer con el atentado del 11-M de 2004. (recuerdo que se decía en aquellos días: “si ha sido ETA, ganará las elecciones el PP. Si ha sido islamista, el PSOE”).
El 11-M, nuestro asesinato de Kennedy
https://politicadegaraje.blog/2019/03/11/el-11-m-nuestro-asesinato-de-kennedy/
Es decir, Rajoy buscó un final en el que se priorizase un objetivo superior. Un final que sacase para siempre el terrorismo de la confrontación política entre PP y PSOE. Y para ello aceptó renunciar a lo que probablemente consideró una tentación de beneficio partidista. Renunció a escenificar la realidad, que el triunfo sobre ETA se debía a estrategia que propugnaba el PP, la de la derrota total.
«El fin de ETA»
http://pajobvios.blogspot.fr/2014/02/el-fin-de-eta.html
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Una renuncia a escenificar la realidad que el tiempo está mostrando que puede tener un coste importante. Ya que, al no forzar su regeneración, el PSOE de Sánchez ha retomado la estrategia de Zapatero y el PSC. Facilitar la victoria política de ETA y aliarse con ellos.

Sánchez retoma la labor de Zapatero
https://politicadegaraje.blog/2019/05/15/sanchez-retoma-la-labor-de-zapatero/
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¿Conclusión?
Aznar derrotó a ETA, pero el atentado del 11-M impidió consumarlo.
Zapatero mantuvo a ETA con respiración asistida, buscando un final partidista.
Rajoy renunció a escenificar la realidad de la derrota de ETA a cambio de sacar el terrorismo de la lucha partidista PP-PSOE.
Sánchez retoma la perversión de Zapatero.