El control económico globalista: no poseerás nada y serás feliz

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Hasta ahora hemos tratado varios elementos de la agenda globalista con sus problemas asociados. Como el alarmismo climático, las ideologías identitarias woke o la inmigración masiva y descontrolada orientada a la sustitución cultural.

Otro elemento también siempre presente en la agenda globalista es el control económico. Que incluye tres niveles:

  • Mantener una deuda pública alta para que los diferentes gobiernos, estén directamente a su servicio o no, dependan en todo caso de ellos, la aristocracia financiera globalista. Así controlan también el Estado de los todos los países. Sólo hay que fijarse la constante denuncia en EEUU de los problemas que provienen del Deep State para visualizar la avidez globalista por controlar las herramientas del Estado.
  • Aumentar los impuestos para que la ciudadanía dependa del Estado. Sólo hay que recordar cómo aprovechó la globalista Merkel la alta deuda que Rajoy heredó del globalista Zapatero para obligarlo a subir los impuestos. Un gobierno de un país con alta deuda no tiene las manos totalmente libres.
  • Dificultar la propiedad privada de los bienes, en especial de pisos y terrenos, para que los bienes acaben en manos de sus fondos. Solo hay fijarse en la complacencia con la ocupación y recordar el lema globalista: No tendrás nada y serás feliz ¡Hay que tener cuajo para que lo diga la aristocracia financiera!

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Es bastante fácil desmontar esta agenda de control económico. Como la mayoría de las agendas, ya que se apoyan en pura propaganda ideológica machaconamente repetida por los medios y políticos a su servicio.

La gente no vive mejor porque el estado se gaste un 5% más de lo que se ingresa. Es una diferencia pequeña y además los dirigentes globalistas suelen dedicarlo a un gasto inútil o en realimentar el globalismo. No es cierto que un gobierno deba tener déficit para ser social. De hecho es todo lo contrario, la deuda empobrece a los países con el pago de intereses y es totalmente insolidaria con las generaciones venideras.

Igual que gastar más de lo que se ingresa no es ser social, aumentar la recaudación tampoco lo es. Lo realmente social es reducir lo que se enajena a los ciudadanos y a la vez mejorar los servicios públicos. Es decir, lo realmente social es trabajar para aprovechar al máximo el dinero extraído. No derrocharlo en gasto inútil que tan solo interesa a los propios políticos como los carísimos medios de comunicación públicos dedicados a la promoción de los gobiernos, la masiva publicidad institucional, innumerables asesores personales, chiringuitos ideológicos globalistas, agendas varias como la de inmigración masiva o la reducción del CO2, regalos electoralistas a colectivos concretos…

En la situación actual de Occidente, no es necesario endeudarse ni subir los impuestos para dar servicios públicos de calidad. Lo que sería un avance es respetar a la ciudadanía pensándoselo muy bien antes de retenerle más dinero y no mal utilizarlo después.

Y no hablo de la corrupción pública, omnipresente cuando los globalistas toman el control. Si los globalistas compran a los dirigentes políticos es normal que luego estos sean corruptos y propaguen su manera de hacer.

Por último, lo de no tendrás nada y serás feliz dicho por una aristocracia que lo tendrá todo no pienso ni argumentarlo. Es sencillamente ridículo. No tendrás nada y serás pobre y estarás en sus manos. Eso es todo.

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