Una solución para el Brexit

Parto de la base de que la consulta del Brexit fue un error de Cameron. Un fallo que deriva de una concepción errónea de la función de las consultas en democracia.

Creo que la solución más adecuada no es seguir con el Brexit, ignorando el error o considerándolo una fatalidad.

Si se cumple con el mandato de la primera consulta y se desarrolla el Brexit, sin convocar una segunda consulta, se consigue un resultado formalmente correcto. Pero que muy probablemente no coincide con la voluntad real de la sociedad ni con sus intereses.

Si se convoca una segunda consulta igual a la anterior, se cae en el mismo error que la primera vez. Y, además, formalmente parece un engaño a la ciudadanía. Parece un truco de trilero y tiene un punto humillante para la sociedad, lo que es insano, un mal precedente.

¿Cual es entonces la solución? La solución es realizar una segunda consulta pero, esta sí, correcta. Un referéndum en el que la sociedad sencillamente valide o no una decisión desarrollada por sus representantes, que para eso están. Lo que se debió hacer la primera vez, en vez de trasladar a la ciudadanía un problema complejo sin procesar.

Que la Cámara, con una amplia mayoría, acuerde realizar la siguiente segunda consulta: “La mayoría de la Cámara, como representantes de la ciudadanía, considera que a manera en que se realizó el referéndum del Brexit fue un error. Y, por lo tanto, propone cancelar sus efectos y no realizar una nueva consulta hasta que exista una mayoría en la Cámara partidaria de un plan concreto de Brexit. ¿Está usted de acuerdo? Sí / No “

Una solución que, además, encierra una lección de democracia. Una solución en la que quien se ha equivocado, que no es la gente al votar sino los partidos al convocar una consulta sin elaborar, asume su error. (y, muy probablemente, la potencial tercera consulta, elaborada y consensuada… nunca se llevaría a cabo)

Una segunda opción, menos edificante pero más sencilla para la clase política, que no se ve obligada a reconocer abiertamente su error, sería que el acuerdo de Brexit al que finalmente llegase la Cámara se sometiese a votación. Un segundo referéndum ahora ya si correcto, en el que se vota algo elaborado, concreto y con unos apoyos parlamentarios claros.